A unos meses de nacida ya hacía borucas de melodías: “¡Está cantando!” decía mi mamá. Y mi papá me llamaba tarabilla desde que andaba en andadera, esta palabra significa persona que habla mucho y rápido.
A mis siete años imaginaba que era un personaje heroico que quería salvar al mundo. Siempre canté y hacía cantar a mis hermanos. Hablaba y hablaba, hacía garabatos imaginando que realizaba un gran escrito.
Llegó la secundaria y unos cantantes me inspiraron a decidirme por cantar. Pero ya sabes, como todo cuento perfecto, siempre hay un conflicto y el mío fue que no me hice caso, no me decidí por cantar, pues permití que otros influyeran en mí, personas preocupadas me decían que cantar iba a angustiar a mi familia pues iba a andar de gira en los conciertos, y ser actriz, ¡ni pensarlo! algunos me decían que me iba a andar besuqueando con los actores.
Pues no les hago el cuento largo, mis papás me apoyaban en la decisión que tomara pero me decidí por fotografía, y al entrar, me di cuenta que no era lo que más me apasionaba, mas ahí encontré el riel que me llevaría de regreso a mi camino.
En esa escuela encontré un anuncio para asistir a un taller de teatro y desde ahí me dediqué a aprender sobre la actuación, el canto y la narración oral. Lo curioso es que primero quería dedicarme a una sola de estas artes pero me deprimía porque no hacía las demás, entonces intentaba con otra y nuevamente me ponía triste porque no realizaba las anteriores.
Toqué fondo con esa situación y otras personales, relaciones dependientes y baja autoestima. Pedí apoyo profesional de maravillosos terapeutas y comencé a incursionar en la profunda meditación. Después sentí el llamado a compartir lo que había aprendido y me dediqué a facilitar procesos de expresión.
Mas seguía habiendo un hueco en mi corazón y fue gracias a las técnicas de autoconocimiento, a mis maestras, maestros, observando a varias amigas que amo mucho y a mi intuición, que me di cuenta que primero debía valorarme, confiar en mí misma y enseguida, saber que no debía separar nada de lo que quisiera hacer, podría crear al mezclar todas las artes que me gustaban con la facilitación y ver qué pasaba después.
Mis papás me inculcaron siempre que me dedicara a lo que me fascinaba hacer y también fueron y siguen siendo alicientes para realizar mis proyectos personales. Observé que sin una motivación para realizar lo que emprendiera no me quedaría satisfecha y lo dejaría de hacer nuevamente, así que medité y me di cuenta de los temas que amo, como es la pasión de vida, el autoconocimiento, la expresión auténtica, la voz, la consciencia y la trascendencia del ser.

Emprendí con éxito talleres con estos temas y la fusión de estas artes: canto, actuación, narración oral a la vez que me seguía preparando como artista escénico, realizando montajes y conciertos con canciones de mi autoría.
Desde entonces me he dedicado profundamente a la facilitación de la expresión auténtica de las personas a través de la voz, el cuerpo y la intuición; proyecto al que llamo “Hánama, expresión trascendental”. Mas ahora estoy lanzando la flecha a profundizar más en mi arte sin dejar de lado mi pasión como facilitadora; realizo presentaciones con canto, actuación, narración oral y temas de consciencia.
2 comentarios en «#Historiasqueinspiran: Ana Isaura González»
Bella historia de una mujer que sueña y nos hace soñar a través de su voz ya sea con la música, la narración o actuando.
Sin duda una historia que inspira ha lograr tus sueños, desde el amor propio.
Gracias Ana Isaura por tu amor, compromiso y apoyo como facilitadora para también lograr amarnos y alcanzar nuestras metas.
Una gran persona con muchos logros en cuanto lo decidió … Nunca imaginé que esa joven bella y tierna tuviera tanta fuerza y amor … Gracias por compartir tus dones … Es un honor conocerte … Tqm 💜