¡Hola! Quiero contarte las enseñanzas que la vida me ha dejado a lo largo de mi vida, esperando sea de ayuda e inspiración para ti.
Mi nombre es Yesenia y tengo 40 años, y quiero comenzar diciendo que era una niña muy callada y con creencias donde las mujeres no tenían derecho a estudiar ni superarse (al menos en mi familia).

Con esfuerzos y promesas logré convencer a mis progenitores que terminaría la carrera si me dejaban estudiar, promesa que cumplí.
Sin embargo, mi sueño era ser médico cirujano, pero tristemente hice caso a opiniones y consejos no pedidos. Me convencieron de no poder hacerlo, que ese tipo de carrera no era para mí, y por diversos motivos ¡lo creí!
Escogí otra carrera el cual terminé con honores (y que ahora me doy cuenta que estaba igual de difícil y complicada), pero por varios años a pesar de ser siempre dedicada no me sentía completa ni satisfecha, pues a final de cuentas de lo que estaba segura es que yo quería ser Médico Cirujano Torácico.
Otro de mis sueños siempre fue superarme, vivir sola y tener mi propia casa, pero sabía que debía moverme de mi lugar natal, ya que allí no lograría ni la cuarta parte de esa meta.
A mis 21 años decidí tomar un avión e irme a más de 1000 km de distancia de casa, habiendo previamente analizado el lugar y planeado mi futuro.
Sin conocer a nadie y con solo $1,000 pesos mexicanos en la bolsa, logré construirme un futuro con mucho esfuerzo, con gran actitud y las ganas de superarme enfocadas.
Sufrí mucho en el camino. Hubo días que incluso solo llenaba con agua mi estómago.
Aunque cansada físicamente, mi mente y mi corazón siempre listos para comenzar un nuevo día en busca de ese sueño.
Pasaron los días y logré establecerme en un centro de investigación donde aplicaría mi carrera al 100%, diseñando, viajando y ¡Viviendo una vida que jamás me hubiera imaginado!
Dicen que para atrás ni para tomar impulso, sin embargo, en un momento cuando incluso me iría a otro país a continuar con un posgrado debido al puesto que había obtenido, tuve que regresar a mi tierra natal indefinidamente por la salud de mi madre.

Intenté rehacer nuevamente todo desde allí, desde mi tierra natal, pero las condiciones y la carrera que escogí no lo permitían.
Pasaron un par de años sintiéndome nuevamente sometida, marginada y sin esperanzas, con un gran vacío en mi ser y con un rumbo perdido.
A pesar de haber encontrado un nuevo trabajo, aunque muy mal pagado con mucho que aprender y dispuesta a tratar de acoplarme a esa nueva vida, no pasó mucho tiempo para que reviviera en mí, esas ganas de superación y recuperar esos sueños que alguna vez tuve y que había dejado ir con resignación.